en el cristal de un charquito
y pasan mientras medito
las horas perdidas,
los sueños marchitos.
Y están tus ojos queridos
en el espejo de barro,
fantasmas de mi cigarro,
reproche y olvido,
consuelo y perdón.
Vuelven tus ojos lejanos
con el llanto de aquel día...
pensar que puse en tus manos
una culpa que era mía,
pensar que no te llamé
y me alegré
mientras estabas penando,
pensar que no te seguí
y me reí
cuando te fuiste llorando...
Y hoy que no vale mi vida
ni este pucho de cigarro
recién sé que son de barro
el desprecio y el rencor.
Así, midiendo tu pena,
noches y noches consumo,
buscando ver en el humo
del pucho que fumo
tu imagen serena.
Y al encontrarte perdida
entre cigarro y cigarro
sé que fue todo de barro,
de barro mi vida,
de barro mi amor.
de barro mi amor.
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