miércoles, 7 de agosto de 2024

Dos poema de ROSARIO CASTELLANOS.

 


ECONOMÍA DOMÉSTICA.

 

He aquí la regla de oro, el secreto del orden:

Tener un sitio para cada cosa

y tener

cada cosa en su sitio. Así arreglé mi casa.

Impecable anaquel el de los libros:

Un apartado para las novelas,

otro para el ensayo

y la poesía en todo lo demás.

 

Si abres una alacena huele a espliego

y no confundirás los manteles de lino

con los que se usan cotidianamente.

Y hay también la vajilla de la gran ocasión

y la otra que se usa, se rompe, se repone

y nunca está completa.

La ropa en su cajón correspondiente.

 

Y los muebles guardando las distancias

y la composición que los hace armoniosos.

Naturalmente que la superficie

(de lo que sea) está pulida y limpia.

 

Y es también natural

Que el polvo no se esconda en los rincones.

Pero hay algunas cosas

que provisionalmente coloqué aquí y allá

o que eché en el lugar de los trebejos.

Algunas cosas. Por ejemplo, un llanto

que no se lloró nunca;

una nostalgia de que me distraje,

un dolor, un dolor del que se borró el nombre,

un juramento no cumplido, un ansia.

 

Que se desvaneció como el perfume

de un frasco mal cerrado

y retazos de tiempo perdido en cualquier parte.

Esto me desazona. Siempre digo: mañana…

y luego olvido. Y muestro a las visitas,

orgullosa, una sala en la que resplandece

la regla de oro que me dio mi madre.

 

Apelación al solitario.

 

Es necesario, a veces, encontrar compañía.

Amigo, no es posible ni nacer ni morir

sino con otro. Es bueno

que la amistad le quite

al trabajo esa cara de castigo

y a la alegría ese aire ilícito de robo.

 

¿Cómo podrías estar solo a la hora

completa, en que las cosas y tú hablan y hablan,

hasta el amanecer?

Rosario Castellanos Figueroa nació en la Ciudad de México el 25 de mayo de 1925. 

Creció en la hacienda de su familia en Comitán, en la región maya del sur de México denominada Altos de Chiapas.

Escritora, periodista y diplomática mexicana, considerada una de las literatas mexicanas más importantes del siglo XX.

"El valor supremo es el matrimonio y la maternidad. Alguna vez te vas a tener que casar con un hombre. Si te quedas sola, eres la nada pura", le repetía a su hija pequeña.

En 1948, año en que egresó de la Universidad Autónoma, también publicó sus primeros dos libros de poemas, Trayectoria del polvo y Apuntes para una declaración de fe.

Entre los reconocimientos se destacan:  Premio Xavier Villaurrutia 1961, Sor Juana Inés de la Cruz y  Premio Carlos Trouyet.

Murió en Tel Aviv,el 7 de agosto de 1974, mientras ostentaba el cargo de Embajadora de México ante el gobierno de Israel.

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