domingo, 9 de septiembre de 2012

RUEGO DE DON ELÍAS CHUCAIR.


ESCRITORES PATAGÓNICOS.
ELÍAS CHUCAIR.

RUEGO
de Elías Chucair.
Sin rendir distancias
ni sacrificios,
hasta vos yo vine
Santo Maruchito.
Sé que haces favores
y todos los pedidos
que a vos te formulan
se han visto cuplidos.
A muchos curaste
Santo Paisanito,
devolviéndoles vida
a muchos vencidos.
Por eso te ruego
y te suplico,
que cures mi muchacho
Santo Maruchito.
Un susto muy grande
tuvo mi hijito
y el habla del todo
el pobre ha perdido.
Todos en el rancho
estamos aflijidos
por ese silencio
en que Pedro ha caído.
¡Era un pico de loro,
Y cantaba tan lindo!
Ahora, así lo vemos
y mucho sufrimos…
No es para menos,
Santo Maruchito.
¡Qué no daría…!
Sólo por sentirlo
hablar como antes
a mí muchachito.
Te dejo una MATRA
sobre tus huesitos
para que el invierno
no te llene de frío…
La tejí de noche
muy de a poquito,
gastando mis ojos
y gastando pábilos…
Y de charcao te traigo
este manojito
que juntó en silencio
para vos hijito.
El se llama Pedro
como vos Maruchito…
Haced que recupere
lo que él ha perdido.
Paisano santo,
gente de Ceferino,
que ayudás a todos
por mi hijo te suplico.
ELIAS CHUCAIR.
Ing. Jacobacci – Río Negro – Argentina.

Se transcribe un poema que fuera publicado en el períodico “El Ciudadano” de Villa Regina, 17 de junio de 1994 (Nuestra Gente y las Letras) que difundía las tareas del Taller Literario de la Escuela de Arte.


BREVE BIOGRAFÍA DEL AUTOR: DON ELÍAS CHUCAIR es un narrador costumbrista, poeta, ensayista y de investigación histórica nacido en la localidad rionegrina de Ingeniero Jacobacci, en la Linea Sur Rionegrina, hijo de inmigrantes árabe, libaneses que llegaron a nuestro país en la década del 1910.
Entre las obras  figuran: "Bajo el cielo Azul", "Sur adentro", "Con viento patagónico", "Tiempo y distancia", "La inglesa bandolera y otros relatos patagónicos" cuya primera edición año 1985 es de Editorial Siringa Libros de aquella librería neuquina que dejo IMPRONTA en la Patagonia, "Partida sin regreso de árabes en la Patagonia", "el collar del chenque", "Acercando ayeres", "Dejaron Improntas"

SOBRE "EL MARUCHITO":
Pedro Farías tenía 12 años y trabajaba de "marucho", arriando mulas en una tropilla, en la línea Sur de Rionegrina. Una vez, en una parada, tocó la guitarra prohibida de su patrón. Al ser descubierto, su patrón, en un ataque de locura y alcohol, lo asesinó.
Los que hoy se acercan a su tumba, a venerarlo y hacerle pedidos de buen viaje, ven en el Maruchito a todos aquellos niños de las zonas rurales que sufren, que no pueden ir a una escuela y que no saben lo que es la alegría de tener un juguete en sus manos


La historia del Maruchito.

Ahora voy a contarles la historia del Maruchito o, mejor dicho, cómo el asesinato de un joven dio lugar a la leyenda.
El primer registro de actividad humana en el paraje es de 1906. En un libro que encontramos en la escuela descubrimos que en ese año, la Sociedad Benito Huerta y Compañía instaló una balsa sobre el río Limay para transportar mercaderías a la zona de la Línea Sur. Galletas, carne, membrillos, porotos, vino, yerba, sal, tabaco, azufre y alpargatas son algunos de los productos que allí se mencionan. Los asientos que se llevaban también incluyen materiales de construcción como grampas y clavos, además de estampillas y cartas para los pobladores de parajes alejados.
En épocas anteriores eran las tropas de carros y chatas, andando por viejas rastrilladas y abriendo huellas, las que realizaban la actividad comercial. Era habitual por esos años que en toda tropa hubiese un marucho, un peón, casi siempre menor de edad, que se encargaba del cuidado de las mulas y de otros trabajos complementarios, mientras se iba haciendo hombre y aprendía el manejo de los carros.
Cuentan los viejos pobladores que en cierta ocasión era de la partida un muchacho de catorce años llamado Pedro Farías. Cierto día, al llegar la tropa a Aguada Guzmán, el maruchito vio la guitarra de Onofre Parada, el capataz, apoyada sobre la rueda de un carro. Intentó tomarla, pero la severa mirada de su patrón lo detuvo.
Sin embargo, horas más tarde, el maruchito consiguió su propósito y cuando estaba disfrutando del sonido de los acordes junto al fogón, dos frías puñaladas desgarraron su vientre. Cuentan que cayó muerto abrazado a la guitarra y que fue enterrado en ese mismo lugar, al costado del camino. También dicen que Onofre Parada huyó hacia la meseta de Somuncurá y que el remordimiento terminó por trastornarlo.
Algunos pobladores de Rincón de Las Perlas cuentan que, cuando eran niños e iban al campo, recuerdan haberse encontrado con el maruchito, joven y vestido a la usanza de la época, en medio del camino. Estas apariciones eran muy celebradas porque dicen que el maruchito es milagrero. A tal punto creció su fama de protector y benefactor que los pobladores de la meseta construyeron un templo donde se encuentra su tumba y allí llevan sus ofrendas cada octubre, en una larga procesión por el desierto. También dicen que, si al pasar por allí uno no se detiene, seguramente el vehículo en el que se viaja sufrirá un desperfecto.
El poeta de Ingeniero Jacobacci, Elías Chucair, describe así el ruego de una madre para que interceda por su hijo que perdió el habla: "Sin medir distancias/ ni sacrificios/ hasta vos yo vine/ Santo Maruchito.// Sé que hacés favores/ y todos los pedidos/ que a vos te formulan/ se han visto cumplidos.// Te dejo una matra/ sobre tus huesitos/ para que el invierno/ no te llene de frío.// La tejí de noche/ muy de a poquito/ gastando mis ojos/ y gastando pabilos".
El Maruchito, leyenda que anima el desierto.Fragmento de la  nota que  obtuvo el tercer premio en el concurso "Rincón Gaucho en la escuela", por la categoría nivel primario el autor es alumno de 6° grado en la Escuela Primaria Común N° 247 Las Perlas, de Rincón de Las Perlas, Río Negro. Publicada por Diario “La Nación” (Rincón Gaucho”), Sábado 06 de diciembre de 2008.


Aguada Guzmán y sus alrededores está ubicada en una vasta región (3200 km2) del Departamento El Cuy de la Provincia de Río Negro (República Argentina). Este paraje se encuentra a 180 km de General Roca, al suroeste; se llega por la ruta 6 que va al Cuy, se toma el desvío que está en el cruce con la ruta 71, y por esta misma, pasando por Cerro Policía, se llega al paraje.Son 90 km de asfalto y 90 de ripio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Conmovedor ruego !!