jueves, 21 de febrero de 2013

TIEMPO DE BALDÍOS - MARÍA ROSA GIOVANAZZI.


Dedicado a mi padre, a sus historias que las conozco como si las hubiera vivido.




No hay serenatas en mi barrio
como aquellas que mi viejo me contaba,
con violas entonando valsecitos
y la percanta asomada en la ventana.
Todo aquello pasó, hoy sólo  queda
algún jirón de luna en unos ojos
o el eco de una guitarra anochecida
en el recuerdo memorioso de unos pocos.
Qué fue de aquel arrabal mistongo
con el cielo habitando los baldíos.
Tiempo de malevos cuchilleros, compadritos,
caminadores de costado y orilleros.
Alguna vereda queda por Palermo
que guarda el  rumor de aquellas voces
resistiendo al tiempo, chamuyando historias
que me llegan en susurro y a lo lejos.
Mientras quede en Buenos Aires
un silbido de tango,
un aroma a café,
un color de glicinas asomando de una tapia
y un bailongo para amantes locos
que se mueven al son del dos por cuatro,
entonces  aquel  Buenos Aires seguirá vivo.
Vivo con faroles o sin ellos,
vivo en cada bandoneón que llora
en cada corralón que ya no existe,
vivo en la memoria, ¡vivo ahora!



1 comentario:

mariarosa dijo...

¿Qué puedo decirte?
Gracias.

Emociona ver las propias obras publicadas y saber que gustan.

Un abrazo.

mariarosa