A mi país yo lo quiero de veras;
pues me ha enseñado a izar su bandera.
Me dio una casa donde aprendí,
que la mentira no sirve para vivir.
pues me ha enseñado a izar su bandera.
Me dio una casa donde aprendí,
que la mentira no sirve para vivir.
Con el color que me dio su paisaje,
de niño, se ha ido pintando mi sangre
y es su garganta toda mi voz,
que es clara y pura, pero turbia en su dolor.
de niño, se ha ido pintando mi sangre
y es su garganta toda mi voz,
que es clara y pura, pero turbia en su dolor.
Yo he nacido en este país
y aquí también quiero morir;
pero quisiera, alguna vez, verlo reir.
Dejemos toda la ambición,
el egoísmo y la maldad.
Llegó la hora de darle un poco de paz
y aquí también quiero morir;
pero quisiera, alguna vez, verlo reir.
Dejemos toda la ambición,
el egoísmo y la maldad.
Llegó la hora de darle un poco de paz
No es tan difícil, ponernos de acuerdo.
Sólo hace falta saber que podemos
dejar de lado el singular,
para brindarle una mano a los demás.
Sólo hace falta saber que podemos
dejar de lado el singular,
para brindarle una mano a los demás.
Del interior yo quiero a mis paisanos,
que siempre dan sin pedir nada a cambio.
Ellos cultivan su libertad
y lo trabajan para ofrecernos el pan.
que siempre dan sin pedir nada a cambio.
Ellos cultivan su libertad
y lo trabajan para ofrecernos el pan.
Su corazón es un mundo de gente,
que se amontonan y aprietan sus dientes.
Si ves que es duro su progresar,
no te me caigas, no todo es la capital
que se amontonan y aprietan sus dientes.
Si ves que es duro su progresar,
no te me caigas, no todo es la capital
No nos podemos engañar;
el tiempo se nos va a acabar;
quiero que juntos encontremos la verdad.
Todos tenemos que entender,
que juntos podemos crecer.
¡Dame tu mano y vamos, de una buena vez!
el tiempo se nos va a acabar;
quiero que juntos encontremos la verdad.
Todos tenemos que entender,
que juntos podemos crecer.
¡Dame tu mano y vamos, de una buena vez!
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