domingo, 21 de diciembre de 2014

CASI GRINGO por LUIS LANDRISCINA.


Yo soy del Chaco argentino, 
nacido en esta región
soy tan hijo de esta tierra,
que me siento emparentado
al quebracho colorado
y al capullo de algodón.

En mis venas corre sangre
de la Italia forjadora,
de la estirpe labradora
que en mi patria se afincó.

Fueron gringos mis dos padres
y también mis dos hermanos
que desde suelo italiano,
con la América soñaron.
Aquel sueño y el destino,
los empujaron un día
a dejar toda una vida
por otra, tal vez mejor
y en un buque se embarcó
con lágrimas mi familia,
porque allá dejaron todo
con sus penas y alegría:
a la patria, a sus amigos,
a sus padres, a la villa,
a los sueños de la infancia,
que eran carne de ilusión.

Más sus pupilas mojadas
con llantos de mil ausencias
se secaron de esperanza
al ver esta noble tierra
que esperándolos estaba
para borrar con su sol,
las noches de tantas guerras;
que esperaba para darles
un arado y una reja,
trigo de paz para el pan
y un rancho para querencia.

Así llegaron al Chaco,
mis hermanos y mis padres
plantando una humilde chacra,
rodeada de quebrachales
pagando en sudor de sangre
sus blancos algodonales
y olvidando con trabajo,
la noche de sus pesares.


Luego, Dios, que nunca olvida,
premió el sufrir de mi madre
con un puñado de hijos,
tan rubios como trigales
y trigueños color sombra
de adentro de los obrajes.
Entre ellos, llegaba yo
a ver la luz de este Chaco,
a escuchar sin comprender
los mil murmullos del campo
a gastarme las rodillas,
gateando por todo el rancho
y prenderme de mi madre,
para dormirme mamando.

Yo ni contaba dos años,
cuando mi madre partiera
para dar vida a otro hermano.
Ya nunca la volví a ver,
ya nunca estuvo en el rancho,
solo volvió mi familia,
todos de negro y llorando
y mi hermana la mayor,
mientras me alzaba en sus brazos
trató de hacerme entender,
que mi madre no estaría
nunca jamàs en el rancho....
porque Dios la habìa llamado
para tenerla a su lado.-

La chacra quedó en silencio,
todos hablaban despacio
y yo recorría el patio
siempre buscando y buscando;
màs un dìa se quebrò
el silencio con un llanto
que brotaba de la cuna
hecha de rustico palo:
hacia adentro fui corriendo,
los ojos grandes mirando,
y asomado a la cunita,
he visto de cerca el llanto....

Era un trueque del destino,
mi madre por un hermano:
así terminó su vida,
dejando otra vida en cambio,
y se internó tierra adentro
por sujetarnos al Chaco:
porque si yo tengo sangre
de esa gringa de otros pagos,
también la tiene la sombra
profunda de los quebrachos.

Y si sus huesos y carnes
viven en mi ser andando
también viven en la tierra
de una tumba de este pago
y están abonando el suelo,
caliente de nuestro Chaco.

Por eso es que yo me siento
emparentado a esta tierra;
por eso es que yo teniendo
tanta sangre de italiano
me siento tan argentino,
tan chaqueño y tan hermano
de las chacras, de los montes,
de los indios mocovíes,
de los tobas y matacos,
razas todas que en la selva
de entre los cardos brotaron
como fruto de esta tierra
donde mi madre ha quedado.

Todo tiene algo que ver
con mi sangre y su pasado...
Por eso, aunque casi gringo,
lo quiero tanto a mi Chaco.


Don Luis Landriscina es  nombre artístico de Luigi Landriscina hijo de inmigrantes italianos Luigi Landriscina, albañil, y Filomena Curci, ambos de Trinitapoli, Foggia en el sur de Italia,  fue séptimo de un total de ocho hermanos  nacido en Colonia Baranda,  provincia de Chaco el  19 de diciembre de 1935.
Luis Landriscina perdió a su madre a los 20 o 22 meses de edad, es criado en un ambiente rural por sus padrinos, Margarita Martínez y Santiago Rodríguez.
Cursa la escuela primaria en Villa Ángela y Resistencia donde se destacó como narrador desde pequeño en las fiestas escolares.
Es un relator de las historias populares sobre todo de los pobladores del interior, de la Argentina profunda y costumbristas provincianas, siempre con una pincelada de un buen humor sin caer en lo ordinario y la utilización de las consideradas malas palabras para despertar sonrisas. Su estilo es según sus palabras “de los que no tienen apuro para hacer reír porque yo narro, y siempre he dicho que el cuento es como un viaje: si el viaje no es entretenido, el pueblo adónde vas queda lejos”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias,don Luis por tanta alegría desparramada,por tantas sonrisas arrancadas fácilmente en las caras de tantos habitantes de esta tierra.Espero que pueda conservar su salud o recuperarla si es que algo d ella ha perdido. Vaya mí reconocimie nto eterno por tanto humor respetuos o y argentino

Unknown dijo...

Avila alan

Anónimo dijo...

Ino de los poemas gauchos os más hermosos que he escuchado.
GRACIAS LUIS