domingo, 20 de septiembre de 2015

EL ADIOS de Belisario Roldán (1873-1922).
















EL ADIOS

Y bien, compañera, ha llegado el día
el día y la hora del último beso...
Nada de sollozos, ¡no caigas en eso!
Tienen estos trances su melancolía;
pero hay que ser fuertes, como te decía
ayer por la noche, mi mejor amigo...
Toma tu sombrero, toma tu manchón,
y arrópate bien... aquí está el abrigo,
hay un frío afuera y una cerrazón...


Echemos con calma la llave al romance;
era tiempo ya de ponerle fin,
no hay sueños eternos ni rosa que alcance
a adornar por siempre la paz de un jardín.

Yo ...recobro toda mi soberanía,
tú recobras toda la gran libertad ;
y no podrá el tiempo, ni la lejanía,
ni las nuevas cosas, ni mi soledad,
borrar el perfume del idilio grave,
los buenos amigos me hablarán de ti;

"Sigue tan hermosa, tan fina, tan suave;
ayer, casualmente, de tarde, la vi..."
Y yo sonreiré ...con cierta ternura
y un gesto muy vago, como paternal,
mientras los recuerdos harán su conjura
trayéndome en brazos tu carita oval,
tus ojos, tus gracias y tus ardimientos
Se puede, ¡que diablos!, vivir otra vez,
a pura memoria los buenos momentos.

El amor, querida, igual que el ciprés
conoce el secreto del verdor eterno,
así, cuando partas dentro de un instante,
cuando en este día brumoso de invierno
transponga esa puerta tu gracia fragante
para no volver, simultáneamente
irás avanzando sobre mi pasado;
y yo te aseguro que entrarás de frente,
reina y soberana, al templo sagrado...

...Después, algún día -un día cualquiera-
sin haberlo el uno ni el otro deseado,
nos sorprenderemos, buena compañera...
y en el bosque alegre, o en el cabaret,
del brazo de un hombre distinto de mí,
más linda que nunca te reencontraré
y un poco del duelo que palpita aquí
nublará de golpe tu faz y la mía
desplegando un punto sobre nuestra frente
sus dos grandes alas... la melancolía...
Y al volver a casa, displicentemente,
evocando tiempos que fueron hermosos,
mientras me despojo del gabán y tiro,
sin saber adonde, los guantes rugosos,
llenaré la alcoba con un gran suspiro...

No llores querida...No hay por qué llorar.
Arréglate el pelo, toma tu manchón,
la cartera de oro, la piel de renard.
Hay un frío afuera y una cerrazón.

1 comentario:

mariarosa dijo...


¡Que hermoso poema!

Lo conocía, pero hacia tanto que no lo leía, que fue como verlo por primera vez.

Buen domingo.

mariarosa