viernes, 2 de octubre de 2015

El mendigo de José Ignacio Javier Oriol Encarnación de Espronceda Delgado.

EL MENDIGO 
de JOSÉ DE ESPRONCEDA.


    Mío es el mundo: como el aire libre,
    Otros trabajan porque coma yo;
    Todos se ablandan si doliente pido
    Una limosna por amor de Dios.

    El palacio, la cabaña
    Son mi asilo,
    Si del ábrego el furor
    Troncha el roble en la montaña,
    O que inunda la campaña
    El torrente asolador.

    Y a la hoguera
    Me hacen lado
    Los pastores
    Con amor.
    Y sin pena
    Y descuidado
    De su cena
    Ceno yo,
    O en la rica
    Chimenea,
    Que recrea
    Con su olor,
    Me regalo
    Codicioso
    Del banquete
    Suntuoso
    Con las sobras
    De un señor.

    Y me digo: el viento brama,
    Caiga furioso turbión;
    Que al son que cruje de la seca leña,
    Libre me duermo sin rencor ni amor.
    Mío es el mundo como el aire libre...

    Todos son mis bienhechores,
    Y por todos
    A Dios ruego con fervor;
    De villanos y señores
    Yo recibo los favores
    Sin estima y sin amor.

    Ni pregunto
    Quiénes sean,
    Ni me obligo
    A agradecer;
    Que mis rezos
    Si desean,
    Dar limosna
    Es un deber.
    Y es pecado
    La riqueza:
    La pobreza
    Santidad:
    Dios a veces
    Es mendigo,
    Y al avaro
    Da castigo,
    Que le niegue
    Caridad.

    Yo soy pobre y se lastiman
    Todos al verme plañir,
    Sin ver son mías sus riquezas todas,
    Qué mina inagotable es el pedir.
    Mío es el mundo: como el aire libre...

    Mal revuelto y andrajoso,
    Entre harapos
    Del lujo sátira soy,
    Y con mi aspecto asqueroso
    Me vengo del poderoso,
    Y a donde va, tras él voy.

    Y a la hermosa
    Que respira
    Cien perfumes,
    Gala, amor,
    La persigo
    Hasta que mira,
    Y me gozo
    Cuando aspira
    Mi punzante
    Mal olor.
    Y las fiestas
    Y el contento
    Con mi acento
    Turbo yo,
    Y en la bulla
    Y la alegría
    Interrumpen
    La armonía
    Mis harapos
    Y mi voz:

    Mostrando cuán cerca habitan
    El gozo y el padecer,
    Que no hay placer sin lágrimas, ni pena
    Que no traspire en medio del placer.
    Mío es el mundo; como el aire libre...

    Y para mí no hay mañana,
    Ni hay ayer;
    Olvido el bien como el mal,
    Nada me aflige ni afana;
    Me es igual para mañana
    Un palacio, un hospital.

    Vivo ajeno
    De memorias,
    De cuidados
    Libre estoy;
    Busquen otros
    Oro y glorias,
    Yo no pienso
    Sino en hoy.
    Y do quiera
    Vayan leyes,
    Quiten reyes,
    Reyes den;
    Yo soy pobre,
    Y al mendigo,
    Por el miedo
    Del castigo,
    Todos hacen
    Siempre bien.

    Y un asilo donde quiera
    Y un lecho en el hospital
    Siempre hallaré, y un hoyo donde caiga
    Mi cuerpo miserable al espirar.

    Mío es el mundo: como el aire libre,
    Otros trabajan porque coma yo;
    Todos se ablandan, si doliente pido
    Una limosna por amor de Dios.

No hay comentarios: