Había olvidado las muñecas
por venirme con él.
De puntillas,
conteniendo el aliento
me alejé de mis niñas de trapo
por no despertarlas…
Ya me iba a colgar de su brazo,
a cantar y bailar
y a sentirme ceñida con él:
¡como si a la vida
le nacieran ensueños!
Yo no llevaba corona,
pero iban mis manos colmadas
de bejucos floridos de campo,
de alegría, de amor, de fragancias.
Muchas noches pasaron encima
de aquella honda pureza sagrada.
¡Todo el cielo volcado en nosotros!
Había olvidado las muñecas.
Ahora él se ha ido:
lo mismo.
Despacito, por no despertarme…
por venirme con él.
De puntillas,
conteniendo el aliento
me alejé de mis niñas de trapo
por no despertarlas…
Ya me iba a colgar de su brazo,
a cantar y bailar
y a sentirme ceñida con él:
¡como si a la vida
le nacieran ensueños!
Yo no llevaba corona,
pero iban mis manos colmadas
de bejucos floridos de campo,
de alegría, de amor, de fragancias.
Muchas noches pasaron encima
de aquella honda pureza sagrada.
¡Todo el cielo volcado en nosotros!
Había olvidado las muñecas.
Ahora él se ha ido:
lo mismo.
Despacito, por no despertarme…
María José Francisca del Carmen Calcaño Ortega (12 de diciembre de 1906-23 de diciembre de 1956) fue una poeta venezolana.
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