En la Alhambra había una rosa más bonita que ninguna,
La blancura de las fuentes envidiaba su blancura,
De noche cuando la Alhambra se iba vistiendo de luna
Bajaba el viento a Granada en busca de su hermosura.
La rosa se distraía oyendo los surtidores,
Mientras el viento gemía de amor en los miradores.
Ay mi rosa de la Alhambra, rosa de la morería,
Haré lo que tú me mandes con tal de que seas mía.
Manda a repicar campanas que yo las repicaré
Manda que se seque el Darro y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
Pero por amor de Dios,
No mandes que no te quiera porque eso no puedo yo.
Pasó la Reina una tarde a la verita de la rosa,
Si la rosa era de nieve, la reina era ma hermosa,
Y cortándola del tallo con mano de terciopelo
Con un alfiler de plata la prendió sobre su pelo.
Y por la noche la Alhambra mientras la rosa moría,
Llorando en los arrayanes el viento triste decía.
Ay mi rosa de la Alhambra, rosa de la morería,
Haré lo que tú me mandes contar de que seas mía.
Manda a repicar campanas que yo las repicaré
Manda que se seque el Darro y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
Pero por amor de Dios,
No mandes que no te quiera porque eso no puedo yo.
Rafael de León y Arias de Saavedra, Conde de Gómara, Marqués del Moscoso y Marqués del Valle de la Reina, nació en Sevilla, el 6 de febrero de 1908.
Poeta de la Generación del '27, sobre todo conocido fuera de su tierra por las letras de un sinfín de de letras de coplas que creó junto a Antonio Quintero y Manuel Quiroga, teniendo registradas entre los tres, más de cinco mil canciones.
Murió en Madrid, el 9 de diciembre de 1982.
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