Más allá de la noche que me cubre,
negra como el vacío insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de
las circunstancias
nunca me he lamentado en voz alta ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de ira y lágrimas,
acecha el horror de la sombra,
y sin embargo la amenaza de los años
me encuentra y me encontrará sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia.
Soy el amo de mi destino:
Soy el capitán de mi alma.
Otra versión:
Aquí en la noche que me cubre,
oscura como abismo de polo a polo,
les agradezco a los dioses que pueda haber
por mi alma inconquistable.
Al caer en la trampa de las circunstancias
no he sollozado ni he gritado.
Bajo los golpes del azar
mi cabeza sangra pero está erguida.
Más allá de este lugar de furia y llanto
aguardan los horrores en la sombra,
y aun así la amenaza de los años
me encuentra y va a encontrarme, sin temor.
No importa que tan fuerte sea la reja,
cuán cargado de castigo sea el decreto.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma.
Autor: William Ernest Henley (1849–1903) poeta inglés.
INVICTUS Poema Escrito en 1875, fue publicado por primera
vez en 1888. al que se aferró Nelson Mandela durante sus años en la cárcel.
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