LOS TRES SALTOS
de Carlos Basabe.
Atracción del verano, caluroso, agobiante
era el canal del agua, transformado en piscina
bancales de cascadas de la tercera zona
donde nos refrescamos en siestas de Regina
Las chacras escondían, nuestras ropas raídas
de andar entre las hierbas, juntando algunas frutas
experiencia de niños de barrios suburbanos
añoranza de abuelo, diabluras de aventuras
Recuerdo tantas tardes, de pandillas alegres
bañándonos desnudos, en aquellos “tres saltos”
escondidos debajo de la cascada de agua
cuando la policía llegaba, como de sobresalto
A veces los vecinos, nos escondían las ropas
para vernos llorando sin nada que taparnos
otras veces angustia, contingencia inmediata
cuando algún compañero gritaba de asustado
el regreso era el mismo, de a dos en bicicleta
comentando lo hermoso que lo habíamos pasado
prometiendo el escape de la siguiente siesta
mientras en nuestras casas dormían nuestros padres
como de sotamanga, asaltando las chacras
recogíamos uvas, peras o manzanas
para llegar sonrientes a nuestro humilde rancho
haciendo un buen aporte, a nuestra mesa magra.
Para llevar a cabo el riego de las chacras sembradas de
frutales en el Valle de Río Negro (Argentina), existen una serie de canales de
agua que se bifurcan en canales menores para llegar a cada lote. Los de mayor
caudal son apropiados para darse un buen refrescón en época de verano, y hacia
esos sitios ya descubiertos íbamos en grupos a pasarla bien durante la hora de
la siesta. En un lugar llamado “los tres saltos” por estar casi seguidas tres
compuertas, ofrecían una diversión segura para nuestro beneficio. De regreso a
casa en bicicleta, no faltaba ocasión para adueñarnos de unas cuantas frutas
selectas cosechadas de las mismas plantas.
Poema y comentario de Carlos Basabe. Foto archivo de RINCÓN BARDA SUREÑA.
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