los humildes de mis pagos,
si hay que esperar la esperanza
más vale esperar cantando.
Nacida de los boliches
donde el grito alza su llama,
su canción de largas lunas
sabe la siembra y el agua.
Como un canto de la tierra
hay que cantar esta zamba,
hermana de los humildes
sembradores de esperanza,
alzada raíz de sangre
del fondo de la guitarra.
Mi pueblo la canta siempre
como si fuera una ausencia
la cara hundida en el pecho
hasta mirarse la pena.
Un corazón de camino
desde su canto regresa
a despertar el destino
que el pueblo en su pecho lleva.
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