ORACIÓN.
Señor: por la muchacha de aroma y de rocío
que estaba a nuestro lado y que hemos perdido;
por la amiga de todos, de los viejos, los niños,
De aquellos que vacilaban por el duro camino;
por la mujer heroica que nos dio otro destino,
que era nuestra esperanza, nuestra fe, nuestro abrigo.
Madre de los humildes y los desamparados,
que abrió su corazón como un inmenso regazo
para darle a su pueblo un calor más humano;
madre sin hijo tierno para abrirle los brazos,
que hizo un nido a todos los niños
con sus pequeñas manos.
¡Protege a la Señora de los Descamisados!
Señor: dale la paz que no tuvo en la tierra,
dale esa calma honda y guárdala a tu vera;
que descanse a tu lado, sin lágrima, sin pena,
reposando del llanto, del dolor, de las piedras
que ofendieron su paso sin poder detenerla.
Protégela en su sueño, porque es tuya y es nuestra.
Señor: éste es un día sin canto y sin sonrisa.
Su voz era campana e alerta o de alegría,
y su acento ha callado pero el pueblo no olvida.
Nunca será su imagen de polvo o de ceniza
porque siempre ha de estar en amor renacida
-renacida en la sangre de aquel que fue en la tierra
su inspiración y guía-, temblando en cada antorcha,
agonizante y viva. Señor: te la nombramos como una letanía:
Eva Perón, eterna como la luz y el día.
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