sábado, 1 de junio de 2013

PROVERBIOS Y CANTARES DE ANTONIO MACHADO.


FUE SIN QUERER QUERIENDO DIRÍA EL CHAVO DEL 8.
POR UN ERROR LAMENTABLE Y A LA VEZ INEXPLICABLE BORRÉ LA ENTRADA DE PROVERBIOS Y CANTARES DE ANTONIO MACHADO.
RE-CONTRUIRLA SERÁ IMPOSIBLE DICEN QUE LAS SEGUNDAS PARTES NUNCA FUERON BUENAS PERO VOY A INTENTARLO...



Nunca perseguí la gloria 
ni dejar en la memoria 
de los hombres mi canción; 
yo amo los mundos sutiles, 
ingrávidos y gentiles 
como pompas de jabón. 
Me gusta verlos pintarse 
de sol y grana, volar 
bajo el cielo azul, temblar 
súbitamente y quebrarse. 

II 

¿Para qué llamar caminos 
a los surcos del azar?... 
Todo el que camina anda, 
como Jesús, sobre el mar. 

III 

A quien nos justifica nuestra desconfianza 
llamamos enemigo, ladrón de una esperanza. 
Jamás perdona el necio si ve la nuez vacía 
que dio a cascar al diente de la sabiduría. 

IV 

Nuestras horas son minutos 
cuando esperamos saber, 
y siglos cuando sabemos 
lo que se puede aprender. 



Ni vale nada el fruto 
cogido sin sazón... 
Ni aunque te elogie un bruto 
ha de tener razón. 

VI 

De lo que llaman los hombres 
virtud, justicia y bondad, 
una mitad es envidia, 
y la otra, no es caridad. 

VII 

Yo he visto garras fieras en las pulidas manos; 
conozco grajos mélicos y líricos marranos... 
El más truhán se lleva la mano al corazón, 
y el bruto más espeso se carga de razón. 

VIII 

En preguntar lo que sabes 
el tiempo no has de perder.. 
Y a preguntas sin respuesta 
¿quién te podrá responder? 

IX 

El hombre, a quien el hambre de la rapiña acucia, 
de ingénita malicia y natural astucia, 
formó la inteligencia y acaparó la tierra. 
¡Y aun la verdad proclama! ¡Supremo ardid de guerra! 



La envidia de la virtud 
hizo a Caín criminal. 
¡Gloria a Caín! Hoy el vicio 
es lo que se envidia más. 

XI 

La mano del piadoso nos quita siempre honor; 
mas nunca ofende al damos su mano el lidiador. 
Virtud es fortaleza, ser bueno es ser valiente; 
escudo, espada y maza llevar bajo la frente 
porque el valor honrado de todas armas viste: 
no sólo para, hiere, y más que aguarda, embiste. 
Que la piqueta arruine, y el látigo flagele; 
la fragua ablande el hierro, la lima pula y gaste, 
y que el buril burile, y que el cincel cincele, 
la espada punce y hienda y el gran martillo aplaste. 


XII 

¡Ojos que a luz se abrieron 
un día para, después, 
ciegos tornar a la tierra, 
hartos de mirar sin ver! 

XIII 

Es el mejor de los buenos 
quien sabe que en esta vida 
todo es cuestión de medida: 
un poco más, algo menos... 

XIV 

Virtud es la alegría que alivia el corazón 
más grave y desarruga el ceño de Catón. 
El bueno es el que guarda, cual venta del camino, 
para el sediento el agua, para el borracho el vino. 

XV 

Cantad conmigo en coro: Saber, nada sabemos, 
de arcano mar vinimos, a ignota mar iremos... 
Y entre los dos misterios está el enigma grave; 
tres arcas cierra una desconocida llave. 
La luz nada ilumina y el sabio nada enseña. 
¿Qué dice la palabra? ¿Qué el agua de la peña? 

XVI 

El hombre es por natura la bestia paradójica, 
un animal absurdo que necesita lógica. 
Creó de nada un mundo y, su obra terminada, 
«Ya estoy en el secreto -se dijo-, todo es nada.» 

XVII 

El hombre sólo es rico en hipocresía. 
En sus diez mil disfraces para engañar confía; 
y con la doble llave que guarda su mansión 
para la ajena hace ganzúa de ladrón. 

XVIII 

¡Ah, cuando yo era niño 
soñaba con los héroes de la Ilíada! 
Ayax era más fuerte que Diómedes, 
Héctor, más fuerte que Ayax, 
y Aquiles el más fuerte; porque era 
el más fuerte... ¡Inocencias de la infancia! 
¡Ah, cuando yo era niño 
soñaba con los héroes de la Ilíada! 

XIX 

El casca-nueces-vacías, 
Colón de cien vanidades, 
vive de supercherías 
que vende como verdades. 

XX 

¡Teresa, alma de fuego, 
Juan de la Cruz, espíritu de llama 
por aquí hay mucho frío, padres, nuestros 
corazoncitos de Jesús se apagan! 

XXI 

Ayer soñé que veía 
a Dios y que a Dios hablaba; 
y soñé que Dios me oía... 
Después soñé que soñaba. 


XXII 

Cosas de hombres y mujeres, 
los amoríos de ayer, 
casi los tengo olvidados, 
si fueron alguna vez. 

XXIII 

No extrañéis, dulces amigos, 
que esté mi frente arrugada; 
yo vivo en paz con los hombres 
y en guerra con mis entrañas. 

XXIV 

De diez cabezas, nueve 
embisten y una piensa. 
Nunca extrañéis que un bruto 
se descuerne luchando por la idea. 

XXV 

Las abejas de las flores 
sacan miel, y melodía 
del amor, los ruiseñores; 
Dante y yo -perdón, señores-, 
trocamos -perdón, Lucía-, 
el amor en Teología. 

XXVI 

Poned sobre los campos 
un carbonero, un sabio y un poeta. 
Veréis cómo el poeta admira y calla, 
el sabio mira y piensa... 
Seguramente, el carbonero busca 
las moras o las setas. 
LlevadIos al teatro 
y sólo el carbonero no bosteza. 
Quien prefiere lo vivo a lo pintado 
es el hombre que piensa, canta o sueña. 
El carbonero tiene 
llena de fantasías la cabeza. 

XXVII 

¿Dónde está la utilidad 
de nuestras utilidades? 
Volvamos a la verdad: 
vanidad de vanidades. 

XXVIII 

Todo hombre tiene dos 
batallas que pelear: 
en sueños lucha con Dios; 
y despierto, con el mar. 

XXIX 

Caminante, son tus huellas 
el camino, y nada más; 
caminante, no hay camino, 
se hace camino al andar. 
Al andar se hace camino, 
y al volver la vista atrás 
se ve la senda que nunca 
se ha de volver a pisar. 
Caminante, no hay camino, 
sino estelas en la mar. 

XXX 

El que espera desespera, 
dice la voz popular. 
¡Qué verdad tan verdadera! 

La verdad es lo que es, 
y sigue siendo verdad 
aunque se piense al revés. 

XXXI 

Corazón, ayer sonoro, 
¿ya no suena 
tu monedilla de oro? 
Tu alcancía, 
antes que el tiempo la rompa, 
¿se irá quedando vacía? 
Confiemos 
en que no será verdad 
nada de lo que sabemos. 


XXXII 

¡Oh fe del meditabundo! 
¡Oh fe después del pensar! 
Sólo si viene un corazón al mundo 
rebosa el vaso humano y se hincha el mar. 

XXXIII 

Soñé a Dios como una fragua 
de fuego, que ablanda el hierro, 
como un forjador de espadas, 
como un bruñidor de aceros, 
que iba firmando en las hojas 
de luz: Libertad. -Imperio. 

XXIV 

Yo amo a jesús, que nos dijo 
Cielo y tierra pasarán. 
Cuando cielo y tierra pasen 
mi palabra quedará. 
¿Cuál fue, jesús, tu palabra? 
¿Amor? ¿Perdón? ¿Caridad? 
Todas tus palabras fueron 
una palabra: Velad. 

XXXV 

Hay dos modos de conciencia: 
una es luz, y otra, paciencia. 
Una estriba en alumbrar 
un poquito el hondo mar; 
otra, en hacer penitencia 
con caña o red, y esperar 
el pez, como pescador. 
Dime tú. ¿Cuál es mejor? 
¿Conciencia de visionario 
que mira en el hondo acuario 
peces vivos, 
fugitivos, 
que no se pueden pescar, 
o esa maldita faena 
de ir arrojando a la arena, 
muertos, los peces del mar? 

XXXVI 

Fe empirista. Ni somos ni seremos. 
Todo nuestro vivir es emprestado. 
Nada trajimos; nada llevaremos. 

XXXVII 

¿Dices que nada se crea? 
No te importe, con el barro 
de la tierra, haz una copa 
para que beba tu hermano. 

XXXVIII 

¿Dices que nada se crea? 
Alfarero, a tus cacharros. 
Haz tu copa y no te importe 
si no puedes hacer barro. 

XXIX 
Dicen que el ave divina 
trocada en pobre gallina, 
por obra de las tijeras 
de aquel sabio profesor 
(fue Kant un esquilador 
de las aves altaneras; 
toda su filosofia, 
un sport de cetrería), 
dicen que quiere saltar 
las tapias del corralón, 
y volar 
otra vez, hacia Platón. 
¡Hurra! ¡Sea! 
¡Feliz será quien lo vea! 


XL 

Sí, cada uno y todos sobre la tierra iguales: 
el ómnibus que arrastran dos pencos matalones, 
por el camino, a tumbos, hacia las estaciones, 
el ómnibus completo de viajeros banales, 
y en medio un hombre mudo, hipocondríaco, austero, 
a quien se cuentan cosas y a quien se ofrece vino... 
Y allá, cuando se llegue, ¿descenderá un viajero 
no más? ¿O habránse todos quedado en el camino? 

XLI 

Bueno es saber que los vasos 
nos sirven para beber; 
lo malo es que no sabemos 
para qué sirve la sed. 

XLII 

¿Dices que nada se pierde? 
Si esta copa de cristal 
se me rompe, nunca en ella 
beberé, nunca jamás. 

XLIII 

Dices que nada se pierde, 
y acaso dices verdad; 
pero todo lo perdemos 
y todo nos perderá. 

XLIV 

Todo pasa y todo queda; 
pero lo nuestro es pasar, 
pasar haciendo caminos, 
caminos sobre la mar. 

XLV 

Morir.. ¿Caer como gota 
de mar en el mar inmenso? 
¿O ser lo que nunca ha sido: 
uno, sin sombra y sin sueño, 
un solitano que avanza 
sin camino y sin espejo? 

XLVI 

Anoche soné que oía 
a Dios, gritándome: ¡Alerta! 
Luego era Dios quien dormía, 
y yo gritaba: ¡Despierta! 

XLVII 

Cuatro cosas tiene el hombre 
que no sirven en la mar: 
ancla, gobernalle y remos, 
y miedo de naufragar. 


Mirando mi calavera 
un nuevo Hamlet dirá: 
He aquí un lindo fósil de una 
careta de carnaval. 

XLIX 

Ya noto, al paso que me torno viejo, 
que en el inmenso espejo, 
donde orgulloso me miraba un día, 
era el azogue lo que yo ponía. 
Al espejo del fondo de mi casa 
una mano fatal 
ya rayendo el azogue, y todo pasa 
por él como la luz por el cristal. 



-Nuestro español bosteza. 
¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío? 
Doctor, ¿tendrá el estómago vacío? 
-El vacío es más bien en la cabeza. 

LI 

Luz del alma, luz divina, 
faro, antorcha, estrella, sol... 
Un hombre a tientas camina; 
lleva a la espalda un farol. 

LII 

Discutiendo están dos mozos 
si a la fiesta del lugar 
irán por la carretera 
o campo atraviesa irán. 
Discutiendo y disputando 
empiezan a pelear. 
Ya con las trancas de pino 
furiosos golpes se dan; 
ya se tiran de las barbas, 
que se las quieren pelar. 
Ha pasado un carretero, 
que va cantando un cantar: 
«Romero, para ir a Roma, 
lo que importa es caminar; 
a Roma por todas partes, 
por todas partes se va.» 

LIII 
Ya hay un español que quiere 
vivir y a vivir empieza, 
entre una España que muere 
y otra España que bosteza. 
Españolito que vienes 
al mundo, te guarde Dios. 
Una de las dos Españas 
ha de helarte el corazón.



VERSIÓN DE PACO IBAÑEZ.

IV
Nuestras horas son minutos
cuando esperamos saber,
y siglos cuando sabemos
lo que se puede aprender.

X
La envidia de la virtud
hizo a Caín criminal.
¡Gloria a Caín! Hoy el vicio
es lo que se envidia más.

XXIII
No extrañéis, dulces amigos,
que esté mi frente arrugada;
yo vivo en paz con los hombres
y en guerra con mis entrañas.


XXI
Ayer soñé que veía
a Dios y que a Dios hablaba;
y soñé que Dios me oía...
Después soñé que soñaba.

XLI
Bueno es saber que los vasos
nos sirven para beber;
lo malo es que no sabemos
para qué sirve la sed.

XLIV
Todo pasa y todo queda;
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.

LIII
Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo, te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.




En Wikipedia dicen lo siguiente:
Cantares es una famosa canción de Joan Manuel Serrat incluida en su LP titulado Dedicado a Antonio Machado, poeta del año 1969. La letra está compuesta por tres estrofas de Antonio Machado, seguidas de tres estrofas escritas por el propio Serrat, en las que incorpora los versos "caminante no hay camino / se hace camino al andar" a manera de intertexto.
Las estrofas de Machado pertenecen a la sección Proverbios y cantares de su obra Campos de Castilla (1912) y Joan Manuel Serrat las dispone en el siguiente orden:

XLIV
Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.

I
Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse.

XXIX
Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.

El resto de las estrofas pertenece a Serrat, pero se incluyen en ellas los dos versos de Machado antes mencionados (aquí en letra cursiva).

Hace algún tiempo, en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos,
se oyó la voz de un poeta gritar:
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar,
golpe a golpe, verso a verso.

Murió el poeta lejos del hogar,
le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar,
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar,
golpe a golpe, verso a verso.

Cuando el jilguero no puede cantar,
cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar,
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar,
golpe a golpe, verso a verso.




¡QUE POESÍA Y QUE POETA. DIOS MÍO...!
Y COMO YAPA
ANTONIO MACHADO 
EL POEMA 
HE ANDADO MUCHOS CAMINOS

He andado muchos caminos,
he abierto muchas veredas,
he navegado en cien mares
y atracado en cien riberas.

En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra,

y pedantones al paño
que miran, callan y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.

Mala gente que camina
y va apestando la tierra...

Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.

Nunca, si llegan a un sitio,
preguntan adonde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,

y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino, agua fresca

Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos
descansan bajo la tierra.

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