No son los ángeles que cantan,
no son los pájaros ni el mar,
es un señor lleno de cielo:
el señor Juan Sebastián.
Hace muchísimos inviernos
que, lloriqueando en alemán,
nació entre fusas y corcheas
el señor Juan Sebastián.
Era chiquito y las canciones
que le enseñaba su papá
las repetía para siempre
el señor Juan Sebastián.
Era gordito y con peluca,
indispensable como el pan
y cascarrabias a menudo,
el señor Juan Sebastián.
Soñando en órgano y en clave,
a su país angelical
llevaba a príncipes y a pobres
el señor Juan Sebastián.
Está contándonos un cuento
que no terminará jamás.
Dios le dictaba el argumento
al señor Juan Sebastián.
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