Allá en el Sur el valle se llenará de adioses,
otoñando la piel de los frutales
donde el viento retoma, en sus violines,
los motivos hirientes de la tarde.
Allá en el Sur quizá tu voz sedienta
me esté nombrando con las últimas uvas;
allá en el Sur me perderé en tus sueños,
como deshechos pájaros de bruma.
Allá en el Sur los álamos, los álamos y el viento
sembrarán de nostalgia los caminos;
allá en el Sur tal vez, tal vez esté lloviendo
sobre el rostro solar de los amigos.
Allá en el Sur mi madre silenciosa
le inventará canciones a mi ausencia;
allá en el Sur me puede estar llamando
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