sábado, 24 de enero de 2015

El Pregón de Antonio Esteban Agüero.




El Pregón
de Antonio Esteban Agüero.
Yo no quiero morir. Es imposible
que yo pueda morir mientras la vida
siga viva en jilgueros y caballos.

Si yo siento la vida deliciosa
como un río de abejas -en febrero,
locas de sol- por las profundas venas.

Si yo tengo mi voz en la garganta,
mi voz plena de nombre, abarcando
el contorno y la esencia de las cosas

o no quiero morir. Si el mundo nace
cada día de mí como los niños
de la entraña madura de sus madres.

Si los árboles nacen de mis ojos;
y las suaves mujeres de mis manos;
y la música nace de mi oído.

Yo no puedo morir, que soy la Vida
porque tengo en los pulsos prisionera
una ardiente pareja de palomas.

¿Y he de morir? ¿He de dejar la tierra
con sus prados y bosques musicales,
con sus aguas, con su fuego rojo?

¿Con sus ciudades y sus barcos negros,
con sus caminos y sus trenes largos,
con la muchacha de color de arena
cuyo cuerpo es un cálido racimo?

DIGO LA MAZAMORRA  
de Antonio Esteban Agüero.

La mazamorra, sabes, es el pan de los pobres
y leche de las madres con los senos vacíos.
Yo le beso las manos al Inca Viracocha
porque inventó el maíz y enseñó su cultivo.

En una artesa viene para unir la familia
saludada por viejos, festejada por niños.
Allá donde las cabras remontan en silencio
y el hambre es una nube con las alas de trigo.

Todo es hermoso en ella: la mazorca madura
que desgranan en noches de vientos campesinos;
el mortero y la moza con trenzas sobre el hombro,
que entre los granos mezcla rubores y suspiros.

Si la quieres perfecta, busca un cuenco de barro
y espésala con leves ademanes prolijos
del mecedor cortado de rama de la higuera,
que a la siesta da sombra, venteveos e higos.

Recitado
Y si quieres, agrégale una pizca de ceniza de jume,
esa planta que resume los desiertos salinos
y deja que la llama le transmita su fuerza
hasta que adquiera un tinte levemente ambarino.
Cuando la comes, sientes que el pueblo te acompaña
a lo largo de valles o recodos de ríos.
Cuando la comes, sientes que la tierra es tu madre,
más que la anciana triste que espera en el camino
tu regreso del campo. Es madre de tu madre
y su rostro es una piedra trabajada por siglos.

Hay ciudades que ignoran su gusto americano
y muchos que olvidaron su sabor argentino,
pero ella ser siempre lo que fue para el Inca:
nodriza de los pobres en el páramo andino.
La noche que fusilen poetas y canciones,
por haber traicionado, por haber corrompido,
La música y el polen, los pájaros y el fuego,
quizás a mí me salven estos versos que digo.

La Mazamorra es un antiguo postre típico de Argentina y sus países limítrofes.
En tiempos virreynales y primeros años de la independencia, la Mazamorra era consumida con mucha frecuencia por los rioplatenses a tal punto que existían las mazamorreras, que eran mujeres que se encargaban no solo de preparar sino también de comercializar con el producto.
Pero los origenes de la Mazamorra son aún más antiguos, ya que es un postre de orígenes indígenas que tomó forma definitiva en los primeros tiempos de la conquista española y que ya existía en épocas pre-colombinas.
Se prepara con maíz blanco, agua, azúcar y vainilla (en chaucha o rama, aunque a veces se sustituye por una cucharada de extracto artificial de vainilla). Una variante, la cual es la más consumida en el país, es la mazamorra con leche. En esta variación, se le añade a los ingredientes mencionados anteriormente, bastante leche. A veces, algunas personas, le añaden un pizca de canela en polvo. Ningún otro ingrediente que se añada a los ya mencionados figura en las recetas típicas de mazamorra argentina.
http://elnacionalista.mforos.com/680875/11388849-gastronomia-tipica-y-tradicional-de-argentina-la-mazamorra/

1 comentario:

mariarosa dijo...

Hola Guillermo: que bello el primer poema, tan real de lo que sentimos cuando la vida se nos hace arena que se escapa de las manos. Hermosos los dos poemas, pero el primero va con mi sentir.

mariarosa