Áureo disco, sonoro, que embellece la vida,
sugestión rutilante del mundano vaivén;
al tintín armonioso de su danza atrevida
se trasforman hombres y doblegan la sien.
Su poder y virtudes colman toda medida,
pues trasmuta valores con egregio desdén;
es un dios arbitrario de conciencia torcida:
se da al Mal con argucias, con dolores al Bien.
Prodigioso amuleto, brinda locas mercedes;
va sembrando tragedias, cuelga pérfidas redes,
y con guiños aviesos rinde todo a su afán.
Todo, no..., pues hay cosas tan sutiles baluartes,
y jamás don Dinero logrará con sus artes
ni la lira de Apolo ni la flauta de Pan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario