miércoles, 27 de abril de 2016

Carta a Ud. Señora - José Ángel Buesa.


    Según dicen ya tiene usted otro amante.
    Lástima que la prisa nunca sea elegante.
    Yo sé que no es frecuente que una mujer hermosa,
    Se resigne a ser viuda, sin haber sido esposa.


    Y me parece injusto discutirle el derecho
    De compartir sus penas sus goces y su lecho
    Pero el amor señora cuando llega el olvido
    También tiene el derecho de un final distinguido.


    Perdón... Si es que la hiere mi reproche... Perdón
    Aunque sé que la herida no es en el corazón
    Y para perdonarme... Piense si hay más despecho
    Que en lo que yo le digo, que en lo que usted ha hecho.


    Pues sepa que una dama con la espalda desnuda
    Sin luto en una fiesta, puede ser una viuda.
    Pero no como tantas de un difunto señor
    Sino para ella sola, viuda de un gran amor.


    Y nuestro amor recuerdo, fue un amor diferente
    Al menos al principio, ya no, naturalmente.


    Usted será el crepúsculo a la orilla del mar,
    Que según quién lo mire será hermoso o vulgar.
    Usted será la flor que según quién la corta,
    Es algo que no muere o algo que no importa.


    O acaso cierta noche de amor y de locura
    Yo vivía un ensueño y... y usted una aventura.
    Si... usted juró cien veces ser para siempre mía
    Yo besaba sus labios pero no lo creía.


    Usted sabe y perdóneme que en ese juramento
    Influye demasiado la dirección del viento.
    Por eso no me extraña que ya tenga otro amante
    A quien quizás le jure lo mismo en este instante.


    Y como usted señora ya aprendió a ser infiel
    A mí así de repente me da pena por él.


    Sí es cierto... alguna noche su puerta estuvo abierta
    Y yo en otra ventana me olvidé de su puerta
    O una tarde de lluvia se iluminó mi vida
    Mirándome en los ojos de una desconocida.


    Y también es posible que mi amor indolente
    Desdeñara su vaso bebiendo en la corriente.
    Sin embargo señora... Yo con sed o sin sed
    Nunca pensaba en otra... si la besaba a usted.


    Perdóneme de nuevo si le digo estas cosas
    Pero ni los rosales dan solamente rosas.
    Y no digo estas cosas por usted ni por mí
    Sino por... por los amores que terminan así.


    Pero vea señora... qué diferencia había
    Entre usted que lloraba... y yo que sonreía.
    Pues nuestro amor concluye con finales diversos
    Usted besando a otro... Yo escribiendo estos versos.

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